Una vez en París, sobre el terreno ejecutando el plan es cuando Montecristo se da cuenta de que jamás podrá atajar, acortar o cumplir groseramente su venganza: la venganza ha de ser en términos forma y medidas acotados por la propia historia y en su propia justicia: no cabe atajo, hay que cumplir en su justa medida, y aunque tiene la opción de hacerlo rápidamente, debe hacerla en su medida: en muchos momentos no se si la disfruta o la sufre, pero debe ejecutarla, y lo hace.
Mucho silencio ante la progrez tiene España, mucha infamia se está acumulando en las laderas del castillo de If. Y es cosa de personas, no de multitudes ni jaurías.
1 comentario:
Pienso yo que la sufre por no haber sido capaz de ejecutarla en su justa medida.
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