Continúa rítmica la algarabía, en su tempo y memento, en su condición deplorable: primero sumisamente, victimista, vaginista, rastrera: entraron sobre fines de los 70 inyectando moros y dinero en Europa: lo más visible fueron los relojes tag (techniques d’avantgarde) lo menos, las inyecciones de petrodólares y narcodólares a los partidos y sindicatos, favoreciendo la feble estructura de propaganda de la socialdemocracia relativista; se apoyaron en la memez de París contra el pueblo apoyando la propaganda para que no se viera la invasión de Praga en 1968 y lo disimularon como un movimiento guai apoyado en lo que estaba pasando en Berkeley; ni aprenden ni tienen intención; todo lo roban, nada crean: harto estoy de oír hablar de una España musulmana deplorando nuestra cultura: no la hubo, ni aportación ninguna de la morería a la cultura: los pocos elementos que valían (Avicena…) valían por Españoles, no por la morería ¿las pruebas? si fuera cierto que tienen algo que ver con los riegos de Levante, habrían repicado el esquema en el norte de áfrica: España se debe a Roma en ese momento, de hecho la Alhambra no es sino una Domus, algo más grande: nada aportaron, todo lo rompieron, para nada sirven: a la historia me remito. Y vuelta a empezar, otra vez sobando de dinero a los estructuras del poder en Europa para poder medrar: empezaron de humildes, ya reivindican a gritos en tv su derecho a ser camellos y mangantes, ya se ven poderosos y se enfrentan a los gitanos, y en vez de embarcarlos a la selva profunda aquí hay quien “se cuestiona” su derecho a la vida y grandes palabras que esconden pocas intenciones, menos cerebro, sumisión y estupidez: mientras tanto van tomando posiciones, rompiendo lo que hay: cuentan con un poderoso aliado, la tibieza relativista de la socialdemocracia aberrante les da la posibilidad de alentar la confusión; mientras tanto, la red se establece como la apoteosis de la comunicación, y ya nada hace la propaganda tal cual la entendía Goebbels, tan bien utilizada hasta ahora por el psoe; ahora todos tiene voz, el que quiere escucha y las tv ya sólo son patéticos muladares de porretonas más o menos disfrazadas.
El Cid pidió juramento de honestidad a su rey, le costó el exilio; ahora se pide indecencia por decreto, y todos aplauden.
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