La utilización metódica del lenguaje como medio de manipulación mental ha correspondido-y corresponde-al marxismo. En parte por una necesidad expresiva de la propia mentalidad dialéctica del hegelianismo marxista,que no se aviene con el lenguaje ordinario basado en el principio identitario del ser. El mismo sistema trasmuta los términos para su adecuada expresión, y el posterior empleo de ese lenguaje inunda de ambigüedades al lenguaje con un sentido proclive a su dialectización.
Pocas personas saben que Stalin se interesó vivamente por la lingüistica, y aún llegó a ser lingüista destacado.Y no por una afición marginal, sino por el propio genio de la revolución. Esta vía e influencia mental es tan real y profunda, que ha podido decirse que quien posea el arte de manejar las palabras poseera la de manejar los espiritus. Su influencia será cada vez mayor a medida que las generaciones nazcan ya en el seno de un lenguaje manipulado y "dialectizado". Las mutaciones semánticas dirigidas han hecho posible que sin cambiar aparentemente de idioma sea hoy posible hablar de un lenguaje marxista. Quien por ejemplo dice o escribe "el proceso actual de concienciación determinará, tras una crisis de crecimiento, reformas estructurales de carácter irreversible y altamente positivo" emplea palabras con sentido y connotaciones distintos a las que tendrían aisladamente o en otro contexto, y está sometiendo su espíritu a una marxistización inconsciente. A menudo no se habla así o de parecida manera porque se sea marxista, sino que se llega a profesar el marxismo porque se habla así.
Rafael Gambra: El lenguaje y los mitos. Speiro, Madrid, 1983.
...Y aquí andamos algunos, como las brujas poderosas de Dune, manejando el lenguaje para no caer en las trampas.
Seguid hablando mal, escribiendo peor y no entendiendo vuestras propias vidas: escrito estaba.
2 comentarios:
Otro ejemplo muy interesante es el del secuestrador/torturador medio chiflado y su víctima. En las novelas y películas sobre el asunto vemos como las "razones" y justificaciones del secuestrador, al principio absurdas e inaceptables, gracias a la situación de desamparo de la víctima y su necesidad de comprender al menos su sufrimiento, acaban por atraparla y las incorpora a su mundo interior totalmente.
La Kampus -la chica austríaca secuestrada 20 años o así-, vió enseguida los "huecos" de incomprensión que le enfrentaban los de "fuera" y, muy lista, controló todas sus palabras, hizo una imagen oficial y desapareció.
Buenas tardes Ignacio.Adviertes bien, a ver si espabilo.Un abrazo.
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