Es la que provoca que tras la dureza del trabajo del día la gente se junte en las tabernas; que quieran un futuro mejor para sus hijos, que quieran divertirse, que quieran vivir cada vez mejor: que corra el vino, y van afinando instrumentos: de tal modo nacen las bandas de música de Buñol, únicas en el mundo, que por evolución natural han dado de sí “dos Españas” litros y feos irreconciliables, como Mairenistas y Morentianos, que en todo en España se busca la oposición para medirse por comparación, y en todo caso para poder afirmar que “los míos son los mejores” y con toda la carga de virulencia que puede llevar tal militancia si es ajena al conocimiento: en esa lid se genera un sistema de educación musical impresionante que ha dado de si en mi caso mi conocimiento y afición a la música, en Buñol que el nivel de pericia y delicadeza en el toque haya llenado, literalmente, el mundo de los mejores músicos de orquesta que hay: los de Buñol. Ninguna orquesta que se precie sobrevive sin un músico de Buñol al menos. Y en una orquesta coinciden dos de Buñol y el hijo de Harpo Marx.
La música ha sido la manera de salir de una vida muy dura para entrar a una vida más acomodada y de gente muy fina en la ejecución, el toque y la afinación: La diáspora buñolera de músicos al mundo es enriquecedora: para el resto del mundo.
Y entra dentro de la lógica que el poder político quiera rentabilizar esto a la vez que apropiarse de ello, y hacer de ello bandera: al fin y al cabo la música puede considerarse como algo cultural y bastante inocuo al no ir cargado de religión o ideología: perfecto.
Es por esto que en Buñol, mi pueblo, el alcalde ha querido rentabilizar la afición musical y alardear por ello, y en sus pactos de gobierno, siendo de iu, pacta con su filial y con el psoe para gobernar, por oposición al pp, que tiene mayor número de votos, y claro “sin querer” se alían con “España 2000” organización de la cual lo único que se es que para los rojistas es como el coco, para rentabilizar las fiestas de Buñol: acojonante, vendiendo la dignidad; y por supuesto con todo el respeto debido a las sociedades musicales, a los músicos, y a los vecinos, tal alianza han establecido el “himno” del tomate: díganme ustedes si no es para morirse de vergüenza.
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