Deckard sobrevuela Minnesota huyendo con Rachel del horror de la vida.Todo está dominado por Tyrrell corporation, y hasta en su disimulo la policía está al servicio esbirro de la corporación.
LLueve en Los Ángeles.
Hasta hace bien poco en España si no te gustaba el pan, ibas a otra panadería: si el embutido no acababa de cuajarte, ahí comprabas el cordero y el embutido en otra carnicería; el médico te atendía a tí, no a un número de una cama de un sitio de un expediente que con suerte le servirá para promocionarse en su carrera, un objeto y no un paciente, un problema y no una persona, un código y no alguien en su absoluta complejidad y conformidad de persona; si no te cuajaba ese médico, elegías otro.
En mi calle había una luz de cuarenta watios, la bombilla encastrada en un soporte espiraliforme que era para toda la calle; en La Jarra además de la presa había una fábrica de luz: pobremente, pero abastecía al pueblo.El proceso de concentración industrial que genera Iberdrola es digno de estudio, consideración y alabanza; el proceso de privatización de Iberdrola es digno de hogueras inquisitoriales; se debe al trabajo del pueblo y a un esfuerzo acumulado en generaciones: jamás se debe enajenar: aunque sea con impunidad, es robo.
Y ahora pretenden que se pague hasta por los sistemas de subsistencia de propia generación de energía: los molinos del Quijote si no sirven a Iberdrola elimínese la literatura.
Desde la cordura, se ve lo que muchos descubren desde el más absoluto hundimiento: primero la supervivencia estricta de la manutención, luego la energía, buscando siempre la máxima independencia, autonomía y autosuficiencia: el dinero, esclaviza.
El sistema de impuestos en España imposibilita hacer esto dentro de la ley: lo mejor para los ciudadanos es no ser personas y delegar su vida en el estado aberrante, conspicuo y denigrante: la enorme verborragia de la socialdemocracia liberal ha dejado pequeño al sheriff de Sherwood. La ley imposibilita la supervivencia, la ley facilita la impudicia de la plutocracia: hasta la alimentación básica está en manos de grandes compañías.
Terry Gillian en Brazil; Carpenter en su concepción, Blade runner, dan la medida de la repugnancia del sistema: la salida no es Mad Max, ni Brazil: veremos a donde nos lleva, pero será mas un modelo medieval apegado a la tierra y a la gente que un sueño delirante socialdemócrata. Las series y películas apocalípticas se sustentan sobre el trasfondo de que sin el sistema, no hay nada; diciendo esto, evidencian que el problema es el sistema, que ha muerto, y por inercia muere matando.
Nunca llueve en Los Ángeles.
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