El error no es perder el juego, el error es jugar: la certeza implacable es que el dar el rango de crisis al problema fiduciario, y que todo el problema vaya referido a números insondables y tonterías sin fin con pompa y circunstancia me suscita la certeza de que esta batalla está perdida: el dinero es una herramienta banal y nunca un fin en sí mismo, contra toda ideología, contra todo catolicismo, contra cualquier percepción del ser humano como trascendente ahora sólo se ve dinero y su capacidad: no les preocupa a nadie nada más que el dinero.
Mientras la cosa siga así habremos perdido.
3 comentarios:
Ni siquiera hemos perdido, porque en realidad no hemos comenzado a jugar de verdad. Miramos los partidos desde la grada. Entregarnos a algo que nos implique durante más de diez minutos nos aburre, preferimos zapear y a otra cosa.
Han colocado a sus criados en los gobiernos para que les entreguen el dinero que nos roban a nosotros. A cambio, les permiten repartirse carguillos que les dan para vivir con los lujos de nuevo rico que les gustan. Ahora, los amos aprietan más a los criados porque cada vez queda menos que rascar y tienen que quitarnos lo último que tenemos. Para que traguemos es necesario aterrorizarnos.
En el deporte sería una payasada que un jugador no supiera a qué juega o ni siquiera supiera estar jugando, en la vida es una tragedia habitual.
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