El factor estúpido.

En el fragor de la canícula la luz prefigura el otoño. Si no asumimos la realidad todo es una patología: alcoholismo, menopausia: la abominable monstruación que produce esto genera que la gente que indolentemente cede su raciocinio para que piensen otros se halla en una espiral autorreferente de degradación y vergüenza ante la cual no se arredran y necesitan justificar toda infamia, toda bestialidad, toda actitud y toda abominación: necesitan sentirse apoyados y reforzados; basándose en eso las fuerzas de asalto del sistema intentan seguir manipulando a todos, aunque el vigor de la red los pone en evidencia: frente al difama que algo queda, la razón se impone: la canalla ha estado a la luz más de treinta años, la nobleza estaba en retirada acosada, escondida, oculta a la vista y ahora empieza a brillar: la cuestión pues es denunciar y que el sistema cierre la red a todo aquello que no interese al sistema o quede fuera de la corrección política: vale todo aquello que sirva para acumular el ruido de la socialdemocracia liberal; no vale la verdad: de este modo la gente se ve reforzada en su estupidez….la chusma, vulgo, plebe, gleba, populacho, hez: cada vez más el brillo de la inteligencia deslumbra más allá de las frases de sobrecillo de azúcar, y la amargura como actitud personal sólo denuncia la maldad intrínseca de las personas: una a una, aunque intenten justificarlo en cuadrilla. A ver quien la hace o la dice más gorda, que eso no importa, no quien dice la verdad: vale insultar a España, al catolicismo, pero hay de ti si defiendes al catolicismo o insinúas algo contra el barcelonismo o la sumisión cobarde vascongada.

Se difama e insulta constantemente: creen que borrando luego sus comentarios en facebook no han hecho daño, creen que borrando un blog no queda prueba de su infamia, creen que creen porque su longitud de onda es muy corta cuando no inexistente.

“Cuando dos personas piensan igual es que hay una que piensa por las dos” dijo Mark Twain, y resulta evidente que todos creen pensar por sí mismos cuando piensan al son de una música que les ponen.