Rezar es algo íntimo que se hace en absoluta soledad, aislamiento y sin que nadie lo sepa: la perfección de tal hecho de introspección y autoanálisis por los fenómenos mentales complejos que da tal forma de examen de conciencia quiere ser imitada por cualquier forma de espiritualidad; ninguna llega a esta perfección, y no tiene nada que ver con la fe, sólo con la persona: por eso es tan denostado zafiamente, porque cada cual sabe lo que le depara el fondo de su conciencia, y hoy día la cobardía se ha apoderado de la gente y no se quieren ver a sí mismos, mejor denostar que asumirse a uno mismo; y una vez puestos en materia darse cuenta de que no todos alcanzan epifanías profundas: asomarse al abismo no es un deporte para cualquiera; no todos valen ni todos lo conocen, bienaventurados.
Hay una intuición sobre la introspección que se da a veces al planchar, cogiendo olivas o caminando a solas; siempre es liberador para el que lo tiene, siempre es gratificante aunque haya momentos de sufrimiento; esto se traslada a todas las esferas de la condición humana, forma parte intrínseca del ser, y tal se manifiesta: cuando Paco de Lucia toca es una forma de estar a solas en su soledad, y esto se transmite esencialmente en su concepción de la música: es algo de la intimidad que sale, pero no está pensado para agradar sino para uno mismo, es una forma de introspección, y se agradece, esta es una concepción de la música que nos es más propia; Estrella Morente es sobre todo una mujer que sale al patio y canta sus penas y se pica y se divierte en vecindad, porque es vecina y comparte la vida y sus dislates con los próximos, de éste modo nos hace próximos a todos porque su plano de concepción artística es más que social, familiar.
Al acabar el trabajo y socializar el domingo en grupo se cantan las penas de la vida y el trabajo: es el cante de las minas, es social e intenso, personal y tribal, hondo e íntimamente compartido.
La música sajona principalmente, va anclada a una situación de industrialización y por tanto de hacer algo para que sea visto y comerciado; la música se configura como espectáculo y transitiva, no es algo que “escapa del alma” sino desde su concepción está pensada para los otros: de ahí su enorme concepción comercial y más frívola: es para el espectáculo, no para uno mismo ni casi nunca salida del alma; entronca demasiado con la revolución industrial y la concepción del trabajo como tasado y definido, no como el avatar del hombre.
La vertiente Chico Buarque entronca directamente con los trovadores medievales: se cuenta algo para que los demás conozcan una situación, un momento, una historia, una sensación, sea personal o social: tal juglaría se configura como medio de comunicación.
Y toda la música acaba siendo una manera de comunión cuando te ves compartiendo gustos con una determinada masa de gente que aprecia en distinto rango y medida lo mismo que tu, aunque cada cual lo viva a su manera.
La música la percibimos a solas, socializamos el haber percibido la onda, no la sensación.
1 comentario:
Hermosa revisión de los verbos intransitivos: rezar y cantar.
Parece tu labor la de protector de especies animales con lengüaje en extinción.
"Definir la música y el arte como producto cultural mata y acorta la vida"...ale, que empiece la campaña.
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