Ya empieza e irá in crescendo la murga con el alcohol; igual que ha pasado con el tabaco, ahora le toca al alcohol. Estas memeces, murgas y superconsignas que todo el mundo acata sin saber ni porqué son el real sostenimiento del sistema: pasó con el enfriamiento global, el calentamiento, el clima cambiático, la gripe aviar que iba a diezmar a la población, el tabaco, y ahora empiezan por el alcohol: a amarrarse los machos. Esto no son banalidades: claro que hay mucha fortuna que se cuaja alrededor de estas consignas, y muchos descerebrados anhelando justificar su propia vida asumen sectariamente todas y cada una de estas consignas, pero consiguen, si no es lo que realmente buscan, un efecto pernicioso en las personas: consiguen que la gente se sienta culpable personalmente, no de sus actos, sino de todo lo que acontece: no implicada, no responsable, sólo culpable.
Y culpabilizando a las personas se consigue la sumisión de la sociedad, y muchos creen que lo han pensado ellos: El fin del mundo está cerca ¡Arrepentíos! y todos se convierten en autoprofetas de la consigna de turno que empieza ya a calar en la sociedad, y por extensión, extienden la culpabilidad a la vez que se sienten culpables. Manipulan por el lengüaje, por eso es tan de rigor la corrección política: si a fumar le llamamos tabaquismo, es una enfermedad; si a beber es alcoholismo otra; en breve aparecerá el facebookismo, lo que no veréis jamás diagnosticar es el cretinismo, gilipollismo ni la estupidez como asunto a tratar.
Por eso es necesario dar mayor pábulo a la psicología como si fuera una ciencia, y denostar a la religión como asunto para las personas: la psicología adoctrina y canaliza a las personas a su rol social, o eso pretende, pero no sirve para la persona en sí misma. Por eso hay que denostar la religión; cuando una persona excesivamente bebe, mata, quiere, se droga o lo que sea, aparte de un nimio problema físico hay un algo dentro del alma que es la causa de la insatisfacción que genera el problema. Una buena educación llevaría a una buena introspección y a evitar muchos males: claro que no hay un remedio universal ¿alguien se cree capaz de acabar con los males del mundo? pero se evitarían en origen demasiados males; si se considera a la persona como un ser único e irrepetible y no como parte de un sistema, se la considera en sí misma, y toda vida tiene pues un gran valor, la despersonalización destroza.
Me contó Crispal el caso de un pandillero de Texas en USA que ahora ha tomado los hábitos, andaba por Madrid: al sistema le interesa más el pandillero asesino y malo que acabe en la cárcel que acojan una fe y lleven su vida por donde mejor consideren; al sistema le interesa la génesis de lumpen, no de excelencias, como mucho, alentar la mediocridad; pero si hay brillo siempre ha de apagarlo, o cuando la gente sea deslumbrada por el brillo, neutralizarlo: interesan mediocres y lumpen, no personas con plenitud en su vida.
Seguirán fomentando el uso de drogas aunque parezca que sea algo clandestino, pero ahora a demonizar el alcohol: ya han empezado, con perfidia y lentamente.
Lo importante es la limpieza de conciencia, lo demás, defectos tendremos todos pero sabremos domeñarlos: somos personas, no individuos ni proletarios, personas, todos.
1 comentario:
mmm... Cómo dijo M.G.M, a veces es más importante lo que no se dice que lo que se dice...
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