miércoles, 24 de agosto de 2011

Chulería.

En octubre de 2008 salió éste post; entonces me decían de todo; aguanté ninguneos y desprecios, despectividad e insultos, de todos los colores de todas partes. en 2008.
 
Has arruinado mi peinado

Transcurrimos nuestra juventud embrocados en líos inverosímiles; de hecho se estaba reinventando la historia y con más candidez que sabiduría un poco nos hicimos a un lado: leímos todo lo legible, y algo más, y mientras nos gustaba Dire Straits nos decían que había que oir a a Paco Ibañez que era muy culto y revolucionario: eran los pelmas y aburridos, pero nos ha costado la vida darnos cuenta. Eran conversaciones todas de alta enjundia y baja estofa, muy petulantes pero de una grosería intelectual profunda; los lugares comunes se establecieron hasta el aburrimiento, hasta que el establecido fue el aburrimiento: de la movida de los ochenta no querían saber nada; éramos unos “pijos” molaba más Miguel Ríos, que entonces tenia un gracioso verso: “es la era de mister chip, microordenador de tu porvenir, que de pronto te quita el curro…” y por supuesto los bitels eran de indiscutible fervor y adoración. Ni los aguantaba, ni los aguanto: que cursis. Era una época de obligaciones y apariencias, teníamos veinte años y éramos gilipollas: nos íbamos dando cuenta y si no nos aisló la progrez nos aislamos nosotros; fueron años ensimismados, aunque esas cosas siempre ranquean: al final estar integrados era lo esencial, y todo el  mundo tomo partido, o no, o discretamente calló, excepto los voceras que siguen aullando consignas, propios de la mitinería de los setenta, que ahora quedan ridículos: nada aprendieron de los buenos, sólo valía el ser un pelma aburrido, y nosotros teníamos alegría, escondida a veces en alcohol y fiesta, pero éramos gente fehaciente y productiva; los progres se apresuraron a tomar posiciones en toda la estructura burocrática mediante los ardites de partido, alardeando de lo que decía el país que había que oír, leer o hacer: pero ni leían ni hacían, sólo decían, y eso vale más que el haber hecho en esta sociedad cursi y cosmética, que tanto y tan profundamente querían cambiar que a final lo han conseguido: en su propio engolamiento estupidez y memez ensoberbecida estancados en su sistema financiero, todos tan progres ellos, todos tan sabios que iban a acabar con el capitalismo, y al final lo han conseguido: esperad a ver que se den cuenta de que el muerto, son ellos.

No vale nada de lo que hacen: no queda nada de la rueda, y los parches superpuestos no sirven; no hay cámara para recambiar, y con esa rueda rota la bicicleta se ha desmontado: y no hay ni recambio, ni bici nueva. Esto no es una crisis; esto es una depresión, y profunda, porque profunda es la estulticia de los que están en la plutocracia gobernante: el truco de montar guerras igual cuela, pero se notará; lo de montar algaradas y confrontación entre la gente,ya no lo soporta nadie, y el rollo socialdemócrata de tan repugnante hará vomitar a la bestia: lo de los ciclos económicos no se repetirá porque este es el punto final: no hay más ciclos en la cíclica economía tan Kondratieff y dos huevos duros; y el problema no es el capitalismo; el problema está vinculado a los siete pecados capitales, que van bien encarnados en los dirigentes que dirigen sus dirigencias a sustentar su propia banalidad más que a servir a la sociedad: tanto se han servido de ella, que ya no queda nada: hay que volver hacia atrás, y desde la tradición empezar con humildad y con impulso vital, que el ser moderno no es poner el Guernica como máxima expresión del arte y para demostrarnos lo majos que somos darle rango increíble: lo moderno es Dalí y saber ser quien eres, y no creer que por real decreto el cuadro oficial de la progrez es mejor que Las Meninas “porque así lo manda el rey” aunque siguen considerando Alicia una película de Disney, y desconocen el vigor de la vergüenza de Lord Jim, el rigor de la venganza del Conde de Montecristo, la entrega al servicio de los tres mosqueteros, que el servicio no es ver para que sirvo yo, sino para que ellos se hayan servido abundantemente de los demás abusando de todo: han agotado el sistema y esto es el principio de entropía, tan científicamente analizado que ahora vienen tiempos recios: Ellos son la inquisición, mientras no los saquemos a pedradas, porque ya mas que aburrir, hartan, y este cuento se ha acabado: como no saben ninguno más, nos toca a otros levantar esta destroza, entre los alaridos de esos energúmenos además, resentidos, envidiosos, falaces, mendaces, cobardes, ruines, deplorables y patéticos: querían acabar con el capitalismo como sistema, porque era anticientifico y se insertaron en el sistema y consiguieron acabar con él: ahora, a verlos, las gracias que hacen, cuando se den cuenta de que los muertos son ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días Ignacio:"el problema no es el capitalismo; el problema está vinculado a los siete pecados capitales" La ramera se pondrá otro velo y servirá de fondo para una nueva obra de teatro. Caballeros como san Jorge contra el dragón: ¡Nos hacen falta lanceros!
Un abrazo.