Canción, probablemente apócrifa, de la epistemología de la blogosfera.
instalados entre nosotros y el viento;
ni nada queda más lamentable que el diario electrónico
que cada día dejamos apalabrado en la pantalla.
la palabra persiste, lo estrafalario manda
no hay vuelta de página ni capacidad de sueño
aunque algunos ya nos señalen como presas del anglicismo.
Pero aquí sin embargo siempre es mejor decirlo
porque nuestra obra completa se renueva en éste momento
manteniendo solemnes las señales de alerta:
¿alguien me lee? ¿alguien comenta?
¿alguien me linka a su espacio infinito?
¿alguna mujer me sueña, en la soledad de su alcoba?
Graves problemas estos que enturbian el instinto.
Nada nos alarme: los blogs se exaltan
y vociferantes algunos piden lo que la vida les roba
proclamándolo enlutados a gritos
en la profundidad del ancho de banda.
¡Que cosas las que dicen, que cosas las que cuentan!
¡que astucia y sentimiento, que sagacidad la suya!
¿que cosas las que sienten, que cosas las que piensan!
¡que manera de afeitarse, delante del espejo!
Y ya estas en casa: la blogosfera decora
fuma un cigarro y escribe tu realidad transmutada
que vivimos un tiempo de estirpes asesinas y princesas encantadas
y no nos aterra el logaritmo de las profanaciones:
nuestra vida está en este recodo del espacio y el tiempo
aunque la relatividad y el caos no nos dan la supercuerda para asirnos
enviamos en este correo las palomas urgentes
que desnudan al César y lo muestran al mundo.
acabado el post entraremos en sospechas
meditadas que generarán el siguiente:
porque la guardia no baja; la galaxia nos necesita
Y siempre tenemos recamara para ese post ingénito
hecho de sentimiento en rincones de niebla.
Pero ahora ya es tarde; la ciudad espera
y debemos mirarla a través de la blogosfera.
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