Todo lo furibundo del sistema es dedicado a esclavizar a la persona; la persona no es por sí misma sino como parte del engranaje y a él se debe y por ésta razón el sistema dispone de vidas y haciendas: y si bien con el comunismo no ha acabado de cuajar, su forma perversa de la socialdemocracia lo está consiguiendo, y la gente pica, pero cada vez menos: nadie es una pieza de una estructura por elaborada que pueda parecer, el ser humano es por sí mismo único e irrepetible, o no es.
Ahora la guerra es de la persona contra el estado al que hay que destruir en todas sus formas y funciones, hay que hacer una España de personas y no de plutócratas obedientes a dicterios de sanedrines del dinero: que todo el mundo olvida que el dinero es la herramienta y no el fin, y que no es otro el problema sino que nos han metido en una cadena de montaje del capitalismo financiero y se olvida a las personas por el mantenimiento del sistema.
Es el hombre contra el estado, y esa guerra ya ha comenzado y hay que empezar a destrozar al enemigo, que con nosotros ya lo están haciendo, y el numerito de dos lados del sistema, el guay y el menos guay ya no cuela ni en las mentes más débiles. A por ellos y a trabajar y vivir del trabajo.
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