El horario es ideal:
se ven en horas de oficina.
El es traficante
ella bailarina,
cuando sale del teatro
el termina:
cruza la Josephsplatz
mirando de soslayo;
ha ido bien el día
con el tráfico
de Penicilina,
y la bailarina
sale del teatro
y van amarrados;
cogidos de la mano.
Junto al Danubio frío:
un paseo ruborizado:
allá va Van Orton,
todo enamorado
de una bailarina.
Ese desalmado,
como un colegial
4 comentarios:
Me ha gustado el poema, muy romántico-actual.
Un abrazo.
les deseo entierros lejanos y ajenos, pues
n a c o
eltercerhombre
Estimado D. Ignacio:
Es sencillo deducir por el contenido de sus escritos que usted es una persona instruida, con un bagaje cultural y humanístico que le señala como uno de los pocos eruditos que quedan en este mundo tan particular y abocado a la zafiedad. Supongo que son esas cualidades tan elevadas las que le impelen a preocuparse por el futuro de mi hijo Nicholas; un garrulo cuyos talentos— en el caso de que los tuviera— son prisioneros de la gandulería, la querencia a la vida nocherniega y una estructura mental que en muchos casos no es más que los desvaríos de un ocioso. A mi esposa y a mí no nos preocupa la última ocurrencia del gañán de nuestro primogénito, sino las consecuencias que de esa relación incipiente pueden derivarse para la bailarina. Hace ya tiempo que le pedimos a Nicholas que nos ahorrara el penoso trance de ser presentados a su…”novia”; término éste que Nicholas utiliza con la alegría del tarambana. Sea como sea, D. Ignacio, le agradezco una vez más las preocupaciones y molestias que usted se toma para velar por lo que a todas luces es una vida descarriada. Reciba un afectuoso saludo.
Atte. Klaus van Orton.
Tiendes a la benevolencia, comprensible en un padre tan entregado, pero no te preocupes, ya me encargo Yo de ir ecaminàndolo: Klaus, no te preocupes de nada, en unos garrotazos le emderezo el lomo.
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