viernes, 1 de abril de 2016

A ver, ay.

El amiguete guai del cajero quiere hacer una operación un tanto arriesgada, y alienta las pretensiones del cajero de ser director para poder hacerla: teniendo acceso libre a la caja, sabe que se hará el amo del barrio, con lo guai y lo macarreta que es, con la coleta que le tapa la chepa.
Y a lo visto, el mandamás actual del psoe era, antes de esto, vendedor de preferentes: para poner al vendedor, ponemos a Rato, que es el que las inventó.
El director de la sucursal sabe que ha hecho bien lo mandado, se lleva bien con sus superiores, e incluso está aprendiendo a jugar al golf, y aunque hasta sus clientes más fieles lo han dejado de lado, él sabe que hace lo correcto.
Y mucho le fio a la inteligencia de Rariano Majoy el pensarlo director de sucursal, a lo visto de su indigencia, estulticia, e inmoralidad.
Y en el espectáculo, todos los afanes de protagonismo alentados, toda las pretensiones alardeadas, todas las insuficiencias sublimadas, toda carencia de formación, inteligencia, humildad, o ideas, se cuenta como gran éxito y enorme logro. El erial, sembrado de sal, y ahora los bancos en lugar de dinero, nos van a dar cromos del coyote debidamente controlados, por supuesto, y aquí además de haber sido vendidos como esclavos, y estar financiando el estar siendo invadidos, ahora encima nos tocará financiar y hacer la gran pirámide de adoración al becerro de oro.

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