El amiguete guai del cajero quiere hacer una operación un tanto 
arriesgada, y alienta las pretensiones del cajero de ser director para poder 
hacerla: teniendo acceso libre a la caja, sabe que se hará el amo del barrio, 
con lo guai y lo macarreta que es, con la coleta que le tapa la chepa.
Y a lo visto, el mandamás actual del psoe era, antes de esto, 
vendedor de preferentes: para poner al vendedor, ponemos a Rato, que es el que 
las inventó.
El director de la sucursal sabe que ha hecho bien lo mandado, 
se lleva bien con sus superiores, e incluso está aprendiendo a jugar al golf, y 
aunque hasta sus clientes más fieles lo han dejado de lado, él sabe que hace lo 
correcto.
Y mucho le fio a la inteligencia de Rariano Majoy el pensarlo 
director de sucursal, a lo visto de su indigencia, estulticia, e 
inmoralidad.
Y en el espectáculo, todos los afanes de protagonismo 
alentados, toda las pretensiones alardeadas, todas las insuficiencias 
sublimadas, toda carencia de formación, inteligencia, humildad, o ideas, se 
cuenta como gran éxito y enorme logro. El erial, sembrado de sal, y ahora los 
bancos en lugar de dinero, nos van a dar cromos del coyote debidamente 
controlados, por supuesto, y aquí además de haber sido vendidos como esclavos, y 
estar financiando el estar siendo invadidos, ahora encima nos tocará financiar y 
hacer la gran pirámide de adoración al becerro de oro.
 

 
 
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