Se va extendiendo: silencio en el progre bondadoso al comprobar con los movimientos de F.González, Griñán, Chaves,Pepiño, Aído, Pajín……. que han fomentado lo que decían combatir, y tan sólo han sido buenos gañanes de los neoseñoritos feudales a los que decían oponerse; silencio en la derecha al avergonzarse de que las organizaciones montadas desde el arzobispado de Madrid en vez de afear ahora la conducta al gobierno en su iracundia frente al aborto, prefieren acosar a coca cola, que uno de sus directivos no debe ser muy socialmente correcto, para no acosar al gobierno que está haciendo más y mejor exactamente aquello que decían combatir del aborto: acosemos al de coca cola, y así justificamos el sueldo pero no nos metamos porque son de los nuestros “de toda la vida” y fomentan aquello que decían combatir; silencio en los sindicalistas al verse frente a los obreros (son de verdad, ¡existen!) que les afean públicamente la conducta y su latrocinio; silencio en las alcaldías que han jaleado movimientos de los cuales han acabado siendo reos, como el de Buñol contra la privatización, que acaba privatizando; silencio en los concejales que aullaban contra el enchufismo de la derecha y han acabado colocando a dedo y sin oposición hasta cinco sobrinos y varios amigos; silencio en los aulladores antiderecha al ver que los tópicos que decían combatir los ejerce mejor que nadie la izquierda; silencio en los antiizquierda al ver que la presunta derecha tan sólo es un sistema acomodaticio que solidifica lo que la izquierda hace dándole una pátina de justificación: toda la sociedad sumida en el ominoso silencio de haber tenido que ver la realidad de ver lo que son, y no lo que decían ser, y ver que el espejo no devuelve la imagen del héroe que han creído y querido creer que eran, sino que exactamente se perfila la figura del villano al que decían combatir: ominoso silencio, se percibe por todas partes.
Y en España el único que supo dominar el silencio fué Mompou.
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