Habrá cortes de luz, y carencias de energía; también habrá agudizados problemas con el agua; ya empieza a estar saturada la sanidad de memeces y la calle llena de enfermedades que nadie quiere ver porque nos pone en evidencia en nuestra pobreza y en su feble formación consideran que el cambiar los nombres a las cosas cambia la esencia de las cosas: en España hay hambre, y la cosa va a mucho peor, las carencias van a ser ya ominosas y la satrapía se dedica a buscar su huida y su propia perpetuación obviando todo problema: ninguna solución saldrá de esta progrhez instalada en una adolescencia perpetua que los ha hecho llegar a ser abuelos sin haber sido jamás adultos; el vigor de la propaganda que es su sustento metafísico ha caído por la presencia de la red, pero su inane concepción fundamentada en un imaginario Paris de los setenta en el cual se encuentran divinos, todo lo tamizan por la comunicación de los medios antiguos: fortunas se hacen, resultados no obtienen porque las leyes de silencio o los machaques de propaganda empiezan a volverse contra quien los promueve, y las poses de divinismo “soy juez” “soy médico” “la macroeconomía” ya están desmontadas como argumentario desde su base: todo aquello que no va bien fundamentado es una estafa, y esto es una gran estafa basada en la inmadurez que les ha hecho destrozarlo todo y cargar la deuda a cuenta de sus hijos, de sus nietos, de quien sea menos de ellos, porque ellos han progrecesado: son divinos, adoradme como yo merezco en mi misma mismidad divina.
Daño han hecho, el bien no les alcanza porque exige humildad como el estudio; han estupidizado todo para creer que por disolución ellos brillarían y ni aun así: esta hez hay que machacarla, y ponerlos en evidencia de todo rigor, que ya estamos fritos de alharacas, apariencias y banalidades y andamos necesitados de honduras, trabajo, seriedad y alegría, que hasta la alegría han proscrito estos malasombras.
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