Mientras asediaban la ciudad, discutían, vehementemente, sobre si tenían o no los ángeles dimorfismo sexual: eso es esconderse de la realidad, eso es la humanidad: “los inteletuales” los mismos que mientras “los demás” “las bases” o “los de a pié” se estaban batiendo el cobre con los gabachos y zurrándoles la badana hasta volver a sacarlos por los pirineos, discurrían sobre la constitución en Cádiz: hasta la caligrafía discutían, todo menos ir a hacer algo de verdad: vayan muriendo las bases, que es que yo soy de los divinos de la muerte; ya que decir de los que ahora jalean semejante panfleto “positivo y asertivo” que por si acaso entregaba en rendición a los invasores lo que venían a imponer: así va la cosa, los “inteletuales” van viendo el asedio mientras discuten la constitución angelical, la condición divina, el 15m o lo que haga falta: mientras tanto, la gente de verdad brega con la realidad, que nunca es agradable, menos, en estos tiempos.
Por detrás, se fragua toda perdición, toda tragedia, todo desprecio: ´Caín asesinó a Abel por la espalda.
En España hoy con la izquierda en el gobierno, y la izquierda en la oposición, la izquierda en la clerecía y la izquierda en el ateísmo una cosa queda clara: las bases deben de ser agitadas constantemente para que no veamos como nos están vendiendo como esclavos pero “positivamente por nuestro bien” y venden el solar patrio y el esfuerzo y la acumulación de riqueza de siglos de hambre para la impudicia de cuatro señoritingos que se venden al plutocrático capital fiduciario, creyéndose que la más cara es menos puta que las demás, creyéndose divinos de la muerte.
Y esto no empezó con f. González, ni con la muerte de Franco.
Tras el fin de la guerra, fue la falange la que dio estructura y coherencia a España: jamás los obreros han estado más protegidos, jamás hubo más consideración al vencido, y la vertebración y cohesión social de España se consiguió; y funcionó, de hecho hasta que los de izquierda no han empezado a vender hospitales a los emporios libegales, ha funcionado: y mejor que ahora, con muchos menos medios.
Franco, egótico y petimetre, más político que soldado, acomodaticio y convenienciero, no tuvo más remedio que apoyarse en la falange para la estructura social de España: en cuanto pudo los traicionó, y pudo cuando el opus había hecho una telaraña de intereses (que no de fe o teología) que lo pudo sustentar: protestantismo, en estado puro.
En el mismo momento que los ministros opuseros de Franco estaban becando a F. González, Boyer, Solchaga, Rubio, y demás líderes de sí mismos, es cuando empieza a aparecer la propaganda de izquierdas en España, las organizaciones de izquierda, y empiezan a montar ruido, que no a hacer nada. En el mismo momento, dos organizaciones sectarias, dogmáticas y entregadas a la defensa del capitalismo plutocrático, organizan el disparate en el que ahora vivimos: en el mismo momento, dos sistemas de organización similar, aparentemente contrapuestos, acaba resultando que han servido al mismo amo.
A ver si es que es casualidad.
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