Aunque a los filisteos de la prensa no les interese y lo sesguen todo, hay mucha tela que cortar en las algaradas de Brasil: mientras las favelas están tranquilas y los miserables ni se alteran, las protestas por la subida de los billetes de autobús las hacen los que nunca van en autobus: las clases medias han salido a la calle realmente indignados: el partido en el poder ya ha enseñado todas las patitas: mientras el presidente del partido quiere apoyar ese movimiento y la gente lo manda a la mierda, la presidenta del pais, del mismo partido está contra las cuerdas; intenta la propaganda de la izquierda -tan casposa, tan aburrida, tan predecible- asumir a una presunta derecha horrible y monstruosa el intento de capitalización del movimiento que ellos han hecho: el intentar mover el asunto femen, de las favelas y todo eso, les ha salido, literalmente de risa.
Un país en el que las "clases medias" están a punto de derogar al gobierno y si se empeñan de cambiar el sistema: es más que interesante.
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