Tanta piedad fingida y tanto ir a misa quedando bien con todos y siendo sumiso, al final hicieron su efecto: la niña tenía estigmas, lo cual con todas las precauciones y sigilos, era motivo de alborozo en la familia. Hasta empezaron a considerar su opinión, alardeando con fingida humildad ante todos de los estigmas de la niña.
La niña, feliz, siguió haciendose tatuajes y dandole contento a su familia: es lo que tiene, ser buena chica.
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