Es la mañana de carnaval. Eurídice,confundida y confusa en los
infiernos, saldrá, por la fuerza de Orfeo, por el poder del amor, por el vigor
de los clásicos que si somos, no lo es por casualidad: es la mañana del
carnaval, y España, sin gobierno, ve como los charlatanes de feria y vendedores
de crecepelo montan su espectáculo, ya patético, para disimular el horror al que
nos han sumido.
Es el horror, dijo el coronel Kurtz.
Es carnaval, y empieza la cuaresma: apañaos, que queráis o no,
la conciencia actúa, y hemos de aguardar la pascua, que renaceremos cuando
Telesio levante el velo a la virgen en la plaza del castillo y sea el encuentro:
es carnaval, y no me diga usted quien es, estamos enmascarados, y se nos va a
caer toda máscara y todo artificio, todo afeite y todo traje y el invierno se
nos cae encima con tardanza y rigor: porque es carnaval.
Es carnaval, y debemos rescatarnos solos del vómito de la
bestia.
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