Alardean: los unos de lo bien que lo han hecho, los otros de lo bien que lo harán.
Todos os explicarán que mal lo harán los otros, y que horribles que son.
Y nada más se oye en la “Campaña electoral”
Todos tienen un “programa social” y una preocupación angustiosa sobre los damnificados de la democracia: y toda esa preocupación la demuestran diciendo cómo gastarán el dinero, y cuanta cantidad enorme, para paliar males. Impuestos mediante, que magnificarán la burocracia para dilapidar dinero por nuestro bien, por un bien mayor, por la justicia social, y no se qué: la limosna obligatoria, la caridad, por real decreto, la solidaridad, obligatoria, causa mayor que justificará un dispendio enorme en sueldos de haraganes, prebendas, sinecuras, y subvenciones: cada día, habrá más pobres.
Ninguno habla de evitar hacer males.
Hablan de nuevos impuestos “para los que más tienen” y suena hasta bonito: pero a poco que lo penséis, todos tenemos más que alguien y menos que alguien, con lo cual, es una frase vacua que justifica cualquier desmán en forma de impuestos, que pagará cualquiera que no esté amorrado al poder.
Todos hablan de nuevos impuestos, bajo uno u otro paraguas demagógico: ninguno de eliminar impuestos o bajar la carga impositiva.
Ninguno dice de echar a patadas a todo el enquistamiento burocrático de funcionarios ineptos, inútiles, y zafios, que sólo sirven para justificar al sistema y generar nuevos impuestos.
Todos hablan de “más democracia” pero ninguno dice que, de ganar, cambiará la ley a un sistema de elección por listas abiertas.
Todos hablan de modernizar, y en la era de internet se utiliza la versatilidad de la red y la capacidad del sistema de comunicaciones para generar burocracias infinitas en bucle y negar la privacidad a las personas acerca de sus asuntos: nada ya es íntimo y nada ya es susceptible de ser personal: todo puede ser cotilleado por cualquiera con contactos o habilidad para hacerlo.
Todos hablan de “promocionar el mundo de la cultura” no habiendo leído un libro en su vida, no habiendo escuchado música jamás, pero sabiéndose lo que hay que decir y como hay que vestir para ir de “inteletuales” y estableciendo qué es la cultura por real decreto, con lo cual se magnifica la estupidez y la estulticia: se premia la teoría de las inteligencias múltiples, que viene a ser la justificación científica de los viajes astrales y del poder mágico del muérdago en los chakras.
el sistema de enseñanza no es que sea un fracaso, es que es más allá del disparate, una infamia: pero hay que perseverar en ello: mientras se reivindica la libertad de cátedra, se niega hasta el agua a todo aquello que se salga del pensamiento único. De tal modo, lo que llaman ciencia se convierte en un sistema de tabú, dogmas, supersticiones, y temores ancestrales sublimados.
Nadie dirá de bajar o eliminar impuestos.
Nadie dirá de racionalizar la aberrante burocracia del estado. O eliminarla.
Nadie dirá por la “verdadera democracia” de cambiar el sistema de votos a lista abiertas.
Nadie dirá que dependemos, en todo, de lo que mande el Reichstag y que somos los presos de un campo de concentración: os lo han imbuido por propaganda y asumís como “normal” la sacralización tabú de “la democracia” convertida en una superstición, como anticipó Borges.
Os creéis formar parte de un sistema ideológico, y sólo sois los lacayos del poder en sus formas aviesas.
Y todo mantiene constantes: el miedo, imbuido en la gente a todo por todas partes: a la caza, a los toros, a la enfermedad, al tabaco, al vino, y a todo aquello que forma parte de la normalidad de la gente, se le magnifica para generar dogmas aviesos que calan: así la normalidad de la vida, que implica la muerte, resulta algo extraño en sus procesos normales de envejecimiento o desarrollo; la enfermedad como estigma, mientras vuelven las enfermedades del hambre; y la constante manifiesta: la confusión. La confusión, el arma del diablo.
De tal modo la política se desarrolla sólo y exclusivamente en dos parámetros: el chantaje, y la extorsión. A todos los niveles.
Compañero: no votes. El que quiera borregos, que se los críe.
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