Trajano no sabía que era franquista cuando dió edictos de rehabilitación de las presas de Proserpina y Cornalvo; y si necesitaban rehabilitación, es porque ya llevaban tiempo; Proserpina, Cornalvo, Almonacid, Muel, y La Alcantarilla son presas en funcionamiento en la España romana, supongo que oprimida por el centralismo, franquista, y todo eso: las presas ya estaban, producto de la configuración espacial romana en la cual encajaban al hombre en la tierra a la vez que la tierra era encajada en el hombre; hicieron las centuriaciones, organizaron el espacio y el agua en un sistema hídrico que jamás ha sido mejorado, ni siquiera igualado: el sistema de riegos de la romanización da la riqueza de España; En Valencia aparece el primer tribunal de las aguas del mundo, que en este momento es el más antigüo en vigor; y todo ese enorme artefacto cultural continúa hasta nuestros días con los planes hidrológicos que elaboró Práxedes Mateo Sagasta siendo comisario de aguas en Zaragoza: nada, que los pantanos son Franquistas.
El agua, las centuriaciones, el orden y la Lex Augusta, que son la esencia de las leyes de Isabel la Católica, dan el progreso de España durante tan sólo dos mil años. En menos de cuarenta desde que murió Franco, los pantanos, de ser franquistas, han sido tan malos y malévolos que no ha quedado más remedio que privatizarlos: así, el trabajo de Romanos en España, y españoles desde 1492 hasta anteayer se ha vendido por cuatro duros para que ahora el zangüango de iberdrola nos diga que en España apenas hace dinero.
Claro, es más liberal privatizar, y vender el trabajo de todos nuestros antepasados por un plato de lentejas; claro, que es normal malvender a bajo precio para forrar pijos de Madrid “de los de toda la vida” y que alardeen de un trabajo que está asentado en las espaldas de los españoles desde Augusto, claro que es que somos modernos, europeos y dos huevos duros: el trabajo y la tierra que son sagrados han sido exonerados por una casta política voraz, codiciosa, perversa y vendida, de manera que ahora, con la propaganda bien tendida sobre el sistema eléctrico a cuenta de las nucleares, se privatiza lo que el pueblo ha hecho, por el bien del pueblo, lo que el pueblo ha mantenido dos mil años, por el bien del pueblo, se regala a cuatro vividores para justificar fortunas y apariencias, alharacas y esparajismos, fiestas de nuevos ricos y cacerías de elefantes, mientras a la gente se le corta el agua: en España se niega el agua a la gente.
Es por nuestro bien, así nos modernizamos a fuer de liberales: estamos siendo vendidos como esclavos, y la gente, eligiendo la ropa para sobrellevar la esclavitud, se consideran libres y democráticos.
Si hay luz en España, con el complejo y eficaz sistema de concentración de empresas que se hizo tras la guerra por iberdrola, es gracias a Españoles que vivieron bajo Roma, Visigodos, y desde los Reyes Católicos sólo a españoles, para que ahora vengan a chulearnos con el recibo de la luz y las mil zarandajas y estafas, engaños y triquiñuelas que hay en marcha cada vez que se enciende una bombilla.
Nos están vendiendo como a esclavos, están vendiendo España a vividores, y nos tratan como los nazis a los del ghetto de Varsovia.
Tomemos ejemplo de Kiev, de Venezuela, y a por ellos, con palos, y antorchas, hasta borrarlos hasta de la historia y denigrar sus estirpes por los siglos, que ya está bien.
Siempre hay una excusa larvada en todo mantra, consigna, o movimiento infundido que acaba beneficiando haraganes, y en contra de la gente: el sistema sectario del partidismo hace que se la gente actúe como abducidos por sectas mientras jalean que los saqueen los suyos y ponen leves reparos al saqueo de los otros, creyendo que son bandos distintos.
Palos, y antorchas.
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