Y la lucha continúa:
el revolucionario cerebro del camarada Uguin simplifica los conceptos a su mínima expresión, lo necesario para la causa, y no desperdicia energía en elucubraciones ni conceptos. No me dejó acabar mi informe verbal por quintuplicado, simplemente me conminó “Me gusta la cabeza de Oswald. Es fácilmente identificable a la distancia” con lo cual tan sólo tuve que memorizar (por quintuplicado) las órdenes precisas e inmediatas así como mi plan de fuga y cambio de destino. Es muy considerado hacia mí siempre el camarada Uguin, y agradezco sinceramente que me haya impuesto el acabar mi afán revolucionario con tiempo suficiente para irme de éste templo del capitalismo fascista antes de que llegue el enemigo: el jefe de los capitalistas opresores.
Dejaré adecuadamente preparado y con certeza revolucionaria al camarada elegido para que cumpla su misión sin dilación, duda, ni titubeo. Si el elegido lo es por su cabeza refulgente, cumplirá su misión sin dudarlo: mis esfuerzos serán implacables, y hará lo que el camarada me ha ordenado que le ordene, sin dilación ni duda. Oswald, L.H. nunca sabrá que ha sido un tonto útil para el camino inevitable al socialismo.
Del diario de la Camarada Seminova, en Comandante compañera.
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