Tomaba café; a esa hora los taxistas y un maestro empezaban el día: me debió mudar la color al ver las noticias de la red, porque los habituales preguntaron ¿que pasa? “ha muerto Paco de Lucía” y una tristeza íntima se apoderó de todos; a nadie dejó indiferente.
Los periodistas se precipitaron a protagonizar el deceso, y casi unánimemente proclamaron que debía su éxito a Entre dos aguas. Paco de Lucía triunfó y es un genio inmarcesible a pesar de haber compuesto Entre dos aguas; la anécdota no hace al genio, aunque frecuentemente al genio se deben las anécdotas: desde la concepción del respeto al público hasta la forma estructural del instrumento, todo lo cambió: ha pasado Paco de Lucía, nada es como antes.
Y no de todo el mundo se puede decir lo mismo.
Paco de Lucía le dio a la caza alcance y se entregó al trabajo y la sabiduría en su sufrimiento y goce muy pronto; mucho siento haber perdido tan gran introspección y conocimiento, y tardará un tiempo la historia en darse cuenta del enorme caudal de su pérdida, de cuanta grandeza hemos perdido: nada digo que no se hubiera dicho antes.
Sin ruido ni aspavientos, Paco de Lucía ha hecho su carrera, y ahora, es indiscutible: el tiempo ha ahormado una trayectoria más que una evanescencia, una moda o un momento: todos sabemos que ya es uno de los clásicos, y no suena en discotecas ni lugares de esparcimiento, ni es su medio natural, pero, es indiscutible. Y trasciende, que no es ya un tocador flamenco, ni siquiera es clasificable: ya ha ascendido en la escala hasta salirse de toda medida y mesura. Y sentada la cátedra hace años, ahora se ve el vigor del empuje y la escuela que ha creado: ha pasado Paco de Lucía, ya nada vuelve a ser lo mismo; es un genio; en España en vez de darle un puesto en la Real Academia y tratarlo como merece, seguro que se le obvia y ningunea: la ignorancia es así de magnífica, la envidia es así de soberbia, la ignorancia es la ley.
Cuando salió “La relación” aún vivía; de ahí están saliendo argumentos, periodismos, razonamientos y estudios doctorales acerca de la pintura, la música, el arte y el tiempo: aun cuando son pillados con copias de páginas enteras, “reivindican” su “descubrimiento casual” de los hallazgos que yo relato, de las evidencias a todas vistas que, como huevos de Colón, nadie ve hasta que yo las he sacado a la luz: la verdad siempre deslumbra, y como la obscuridad, a menudo nos impide ver.
Tengo una carta de un Decano de universidad con el sello del rectorado pidiéndome que retracte mi libro y que refiera “mis fuentes” porque un doctorado de tal universidad ha copiado (copiar y pegar, sin más misterio) más de veinte páginas directamente; luego, más párrafos sueltos: la administración de justicia considera plagio a partir de cierto tamaño de texto, y en ese caso se han pasado algo bastante de la mesura: obviamente, argumentan vehementes su defensa: ante la soberbia, el equivocado soy yo: que lo escribí antes, pero seguro que ellos ya lo habían pensado, por tanto la culpa es mía. Es de risa, si no fuera una universidad española, que todo el sistema educativo da ganas de llorar.
Que catedráticos pomposos comprendan gracias a mi a Durero, Dalí, Las Meninas, Bach y la música tras una vida a sueldo, da medida de la bondad de la universidad española, da medida de lo que es dilapidar dinero en gente que no lo merece: eso es el verdadero derroche.
Entregados a la soberbia, se ha desterrado la humildad del sistema educativo y de ese modo el conocimiento directamente deja de existir, opacado por la apariencia, y lo único de rigor es la pertinencia a la secta que te valida, y nada más.
Andaba entonces La relación dándome inesperadas alegrías y relaciones magníficas con mis lectores por mail; andaba yo trabando Buñol, Castroforte del Baralla que para mí suponía un hiato que debía marcar: la inopia e inicuidad del sistema judicial favorecen a holgazanes, ladrones y gentuza: el querer hacer las cosas bien, te deja desprotegido, al menos momentáneamente: no va a quedar ni uno impune ante ningún desmán: personalmente ya me he encargado de ello. La paciencia siembra bien, recoge mejor: Montecristo, Acab y Job me avalan, la realidad lo certifica. Y el tiempo daña, el mal daña, pero la verdad siempre refulge, y ciega, y deja en la ceguera a los obstinados, envidiosos y maledicentes, certifica a los bondadosos, ensaña a los malignos.
De tan evidente censo urbano de Buñol, Castroforte del Baralla, da fe su implacable éxito, de su veracidad da cuenta la maledicencia desatada en torno a mi: vine a casa dos días a acabar unas cosas; me tuve que quedar para frenar el saqueo de los maleantes: yonkis, pederastas, maricones y demás gentuza advinente.
Acab muere con su ballena; Paco de Lucía dió a la caza alcance y en la memoria persiste: en la propia; en la historia será reconocido en su medida conforme el favor del tiempo; Montecristo trama bien la venganza y en ella relaja su espíritu; Las cuatro plumas han sido entregadas y ahora hace un año para la gente de muchas cosas, ahora es un buen momento para ver la enorme trampa y engaño en que los Desertores del arado nos han metido: la presión de la propaganda, el fragor de la publicidad, han hecho picar a la gente hasta que se han dado cuenta de que no era esto, de que no querían esto para sus hijos: Los que se dan cuenta de las cosas; los que se autoengañan y siguen en la progrhez suelen tener animales en casa, e hijos domésticos, pero esos, son las excrecencias de la realidad.
Bajo la bandera del progreso hemos llegado al hambre, hemos vuelto al raquitismo, y la cosa persiste, siempre adobada en la confusión; bajo la hégira del bien común la gente ha perdido hasta la identidad y han sustituido la personalidad por la soberbia (le llaman autoestima) y la identidad por la confusión en un marasmo de moda y zodíaco trufado de palabrería.
La realidad se impone, la evidencia de tanta mangancia hace retractarse de demasiadas cosas a demasiados, y mientras los muñidores traman su fuga disfrazada de cualquier excusa “por el bien de la humanidad” y colocan a sus lacayos en los puestos para dar apariencia de continuidad, la gente va percibiendo que haberse entregado a uno u otro cacique de este sistema infame al que llaman democracia tan sólo los ha degradado como personas, y cualquier atisbo de identidad personal lo han perdido, al haber depositado fiduciariamente su fe y bondad en sistemas de control social, aberrantes, pero que han funcionado.
De que “la democracia que nos hemos dado nosotros a nosotros mismos mismamente” es una estafa, les ha costado a los griegos dos días darse cuenta: el tiempo de ponerse en evidencia que han cambiado a los perros queriendo mantener los collares: la decepción sombría en Grecia da auténtica pena, por mucho que quieran ahora ningunearlo: jalear cualquier alternativa plutocrática es continuar en la esclavitud, y eso, no es bueno.
Nada hemos avanzado, y como una organización de histéricas sublimadas se dedican a intentar justificar su infamia perseverando en el más de lo mismo e hundiendo aquello que no habían hundido; destrozando lo que queda por destrozar, y malhablando tanto cuanto más desconocen.
Buñol es un erial: en vez de sujetarse a la ordenación que da el castillo y la trama urbana autopoiética que generaba, que era lo que le daba belleza y vistosidad, han roto lo que han podido, y siguen en la destrucción: de una recuperación modélica de un castillo, en lugar de haber aprovechado para tener un pueblo bonito que se descuelga hacia el río, destrozan todo lo que sea antiguo, en nombre del progreso, a la vez que fomentan el turismo (o sea, publicidad de la tomatina) y la cultura: a dos mil euros pintar rayas en pinos. Literal. A dos mil euros la raya en el pino.
A todos los pequeños comerciantes y mecánicos, pequeños negocios y demás trama social, se les acosa de las mil maneras que tiene la burocracia para amargarle la vida a todos, siendo selectivos: el criterio sólo se aplica a los que están en la zona vieja y no son del partido, a los demás, no. Se pretende promocionar la venta de viviendas en los barrios bajos, la “gran” ampliación urbana de Buñol, hecha sin criterios espaciales ni rigor respecto al sol, el calor y el frío, mal construido, y feo, feo hasta hastiar: ahí todos los comercios son protegidos y amparados; en zona antigua todos son acosados, y se hace de todas las maneras posibles: desde el castillo hasta el río está prohibido aparcar: la zona de las casas más bonitas y las calles más vistosas no tienen donde aparcar, y se acosa de manera vil a los conductores; se ha enquistado en el castillo a una serie de gente facinerosa a las que se subvenciona y se les cubre hasta judicialmente cuando son detenidos (porque no queda más remedio que detenerlos) y se persigue el bienestar de todos para que compremos los pisos: pisos que, de mal construidos, los suelos se levantan, se rajan los muros….y nadie está contento con la inversión en los barrios bajos: desde que el socialismo en lugar de hacer zonas verdes decidió que era progreso urbanizar el solar frente a mi casa y el Molino de Layana, no han hecho más que hacer zonas verdes….de ciudad industrial enorme, en un pueblo donde las cabras montesas se ven desde el casco urbano: y mediante la maledicencia y el desdoro acosan a la gente (que no has ido a votar: van los del partido casa por casa dos horas antes de que cierren los colegios amedrentando a la gente) y el caciquismo sigue funcionando, la gente ha caído en la sumisión, la esclavitud y la adoración al cacique: y le llaman progresar, aunque uno de Buñol ya ha dictaminado que después de las elecciones a algunos “no los vamos a encontrar ni con gps”
El delirio de ser chicas de Manhattan o alegres actrices de Beverly Hills de cuatro inmaduras que ya son abuelas (y en muy pocos casos el marido es el abuelo, porque tampoco es el padre) ha hecho que en lugar de irse a los sitios anhelados (¡no voy a dejar aquí a mi madre!) hayan intentado hacer un pueblo “moderno” con apariencia de Manhattan: patético, como un muñeco de falla, lamentable, y deplorable: hay vistas de Buñol que dan ganas de llorar, del mal gusto, la estupidez, y lo feo que han hecho todo: y alardean de sus títulos de arquitecto y sus triunfos en cuenta corriente. Se pueden hacer las cosas mal. O feas. Pero para hacerlo tan mal y tan feo además hay que esforzarse: su mérito tienen.
Y todos se hartan de decir que en Buñol “no hay vida social”
Yo no he dejado de sentirme insultado, acosado, e intentado despectivizar por todas partes. A la vez, no me han dejado parar: de invitaciones a casas, a casas de monte, a tomar café para alardear de que no les importa ser vistos conmigo, y desde luego en ocasiones el fragor de mi vida social ha sido apabullante.
Y bien agradecido que estoy, a todos, y ciertamente.
Pero si acabas con lo que es la vida social, por ninguneo, o desprecio…..o inundando de subvenciones a las sociedades musicales hasta hacerlas lacayas del poder; si hay vida social, a pesar tuyo, es que la vida siempre se abre paso, a pesar de los malasombras, a pesar de los siniestros, a pesar de tanto miedo y tanto esfuerzo denodado en destruir aquello que no comprenden, como hacían las mujeres neurasténicas echando cristalitos machacados en la comida a los maridos para luego lamentarse de ser viudas.
Literalmente, han sepultado la luz con cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencia sin raíces, y además reivindican a García Lorca al cual insultan de nombrarlo, que ninguno lo ha leído, porque son aquello que García Lorca denunciaba, y han ejecutado las infamias que le aberraban, y el feminismo del que alardean es la versión actualizada de La casa de Bernarda Alba: pero mola reivindicar; leer no, están muy estresados.
Éste lado de la galaxia sólo y aislado en Buñol, siendo acosado y vigilado, ve más y mejor el pueblo que las recuas de científicos a los que han forrado de dinero en subvenciones para la nada: aquí hay discernimiento para ver, y eso, debe ser pecado de lesa democracia o de lesa progrhez, pero cuanto me río, y cuanto me quiere la gente que vale la pena, tanto cuanto manifiestan su odio los malasombras al amparo de las faldas de sus mujeres y con la hombría entera: no la han usado nunca.
De Buñol a Milán, de Valencia a Hoya Fría, de Tenerife a Bagdad (vengo por toda la orilla) de Nueva York a Viena, de Moscú a Sevilla, ahora con un hacha en la mano sigo siendo aquel niño que juega en el portal de la calle nueva: pero con los ojos que ya se fatigan por las lecturas, como pasó a Borges, con el alma cansada, como Machado y García Lorca, agradecido y agotado, como Paco de Lucía, Tratado de loco, como San Ignacio, Santa Teresa y Dalí, disfrutando todo y llenando el almario de sentimientos que aquí, en público, jamás podré expresar: porque es Buñol; y Cornell queda ya lejos y ya no apetece, que apetece más ver el monte desde lo alto y mirar Buñol y darse cuenta de que las certezas de nada valen, porque todo lo destruido ahora hay que rehacerlo mientras los rufianes traman su huida enmascarándose en mentiras y falacias, y los que queden en Buñol tienen mucho trabajo, faena difícil y costosa: veremos si quedan buñoleros de pro y sacan esto adelante, porque el erial lo han sembrado de sal.
Personalmente, usaría dinamita, pero es que no está bien visto. En cuarenta años hemos retrocedido un siglo, y a unas condiciones deplorables, y esto no es cuestión: el caciquismo en Buñol ha sido y es letal, veremos si hay quien lo vea y lo enfrente. La Matemática lítica es un compendio resumen de lo que escribí en Buñol en los noventa; parece un guión anticipando el futuro: ahora, realmente. Cuando la realidad inmediata da pena, me inventé un pueblo; un pueblo que se empeñan en matar de codicia, ahogándolo en aburrimiento, desterrando la alegría, engañando y malhablando: ya no sé si hablo de Buñol o de España. Y así acaba la Matemática Lítica.
Es la tierra, el nudo en el olivo;
el viento que trajo el dolor tan sentido
lo quieras o no quieras, la leña y el destino
campos y paisajes: tu pueblo, el mío.
Una botella de ron, una cuadrilla de amigos
una paella con Juan, una sesión con cariño;
un arroyo que pasas que se convertirá en un río
y las piedras hablan; un hombre que es tu amigo.
La cueva oculta, el sentimiento escondido.
una chica que pasa: que jamás supo; un vino
a mitad de la mañana, una obra, un destino,
un clavo que clavas, y tu padre contigo
ya tantos años muerto, ya todo está hundido.
El proyecto de casa, que abarcaba la cama;
los niños usados, el sentimiento vacío
la infancia dolida: los baños, el río
en horas de clase, se llamó hacer novillos.
Hace un año que murió Paco de Lucía; camisa blanca, chaleco negro, en su honor; la memoria en su respeto, entre dos aguas no caminaré por los barrancos de Buñol: entre el Mendo y el Baralla, hoy lo recuerdo como todos los días lo escucho.Y en mis soledades ando, y a cada día más soledades.
Cada uno es lo que es, y el soldado de infantería sigue peregrinando: Sic transit gloria Gaynor [de Una realidad fractal]