En la secuencia lunar el Corpus marca el hito: ha de ser jueves, y así al toque de campanas del ángelus se cierra la faena del día, y se acomoda ya el cuerpo al horario solar: las horas del día cogen la secuencia larga y no es cuestión de que la gente se deslome en el campo: el Corpus marca el hito de empezar a partir el día: se trabaja desde el amanecer, se rompe el ritmo en las horas centrales del día, y se continúa, si hay que continuar, después de la siesta. En el ritmo solar, la fecha la marca San Juan, al escoger la fecha equinoccial y adecuarla: en ambos casos es el alivio de cambiar el ritmo, en invierno se trabaja de sol a sol, que el tiempo de luz es breve, en verano se huye del sol y se trabaja al amanecer y al atardecer.
La sumisión obscena de la clerecía al sistema industrial de acomodo de los horarios a la producción fabril conlleva otro de los rasgos de la sumisión a la herejía fiduciaria del protestantismo, al puritanismo: si subsumimos la tradición al horario industrial, y encima aplaudimos, es que nuestro nivel de esclavitud es ya de una obscena aberración.
En la grieta acecha expliqué el origen de lo de ir a la Malvarrosa en Valencia a mojarse los pies:
Las mujeres iban la noche de San Juan a la malvarrosa como metanoche, el mojarse los pies es la metáfora.
Iban buscando preñarse. En tiempos de guerras, no buscaban novios ni maridos, sino preñarse para poder tener a quien las mantuviera en su vida; eso y nada más es la explicación. Nada de feminismos ni brujerías, nada más valenciano ni más femenino, tener un hijo para amargarle la vida, y nada más.
Pero se celebra el día, el triunfo de la luz: todo queda a la vista, y todo ha de verse pues nada hay oculto que no deba quedar descubierto, y puesto en evidencia, y una vez las cosas a la luz de la verdad se expurgan, se sanean, se sajan los malos brotes y la mala hierba, se dan hachazos a diestro y siniestro, se deja limpio el huerto y se colocan las vigas donde había goteras, que pronto vendrá el invierno en su crudeza: pero la luz saca a la vista toda ocultación, toda infamia, toda maldad, y toda la belleza refulge a la luz: por eso es importante haberse despojado de los pecados, cuitas y pesadumbres del alma: porque las infamias acaban saliendo a la luz, y la verdad siempre refulge, aunque su brillo ciegue más que la oscuridad.
Sea el verano, en alegría y festejo, que falta hace que vuelva la alegría a España, a pesar de tanto malasombra, de tanto subastero, de tanta gentuza, de tanta soberbia y tanta maldad: la única conquista que ahora procede es recuperar la alegría, y ya vamos tardando.
Sea el verano, en alegría y festejo, que falta hace que vuelva la alegría a España, a pesar de tanto malasombra, de tanto subastero, de tanta gentuza, de tanta soberbia y tanta maldad: la única conquista que ahora procede es recuperar la alegría, y ya vamos tardando.